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Las primeras bicicletas se impulsaban con los pies, como los patinetes, pero la llegada de los modelos de tracción (pedales-cadena-rueda) cambió totalmente la visión que de esta máquina tenía la sociedad de la época. De un "ingenio" entretenido y para pasar el rato, la bicicleta pasó a convertirse en un medio de transporte rápido, más seguro y que permitía no solo trasladar a las personas de un lugar a otro, sino también sus pertenencias (libros los estudiantes, paquetes y cajas de herramientas los obreros, alimentos...). Los pedales tenían que ser resistentes, para aguantar la presión constante, especialmente en las cuestas arriba, además de rápidos en el giro y duraderos. Al eje que llevaban dentro se le añadió una "caja de bolas" y el engranaje ganó en fluidez. Hoy se continúa utilizando ese tipo de modelo, mucho más avanzado, pero en base, semejante a los primeros pedales con rodamientos de mediados del siglo XIX. Con los años los pedales han ido evolucionando y hoy, especialmente para los ciclistas de velocidad o de largas distancias, son especialmente cómodos los conocidos como pedales automáticos carretera.
Los pedales forman parte del sistema de transmisión de la bicicleta (pedales-bielas-plato-caja pedalier-cadena) y deben soportar la presión continua a la que los somete el ciclista. Para ello deben ser resistentes y estar perfectamente ajustados a las bielas (no puede haber holguras que producirían "saltos" en el giro del pedal), a la vez que tienen que funcionar con suavidad. Dependiendo del tipo de bicicleta y del uso que se le vaya a dar, se escogerán unos pedales u otros. Así, para las bicicletas de montaña se buscarán modelos más fuertes y que vayan sellados herméticamente en la unión con la biela para que el polvo, barro... no pueda introducirse en el interior del sistema de rodamientos. En el caso de las bicicletas de carretera, se preferirá un modelo más ligero y que mantenga el pie anclado constantemente en el pedal para que la potencia aportada sea siempre la misma. En terrenos llanos y firmes, se busca especialmente que el ritmo se mantenga y el uso de pedales con rastrales o, mejor aún, de pedales automáticos carretera, es una solución a medida para este tipo de necesidades. Por lo demás, la estructura interna del pedal es básicamente la misma en todos los modelos. Una rosca a un lado une el pedal a la biela; al otro lado, un juego de rodamientos unidos (mediante grasa) a una pieza cónica, una arandela y una tuerca de ajuste. En medio un eje que permite el giro del pedal de forma completa y muy fluida. En cuanto a los materiales, van desde los más sencillos y básicos de fibra de grafito bañados en resina (prácticamente en desuso) hasta los fabricados en acero, aluminio, fibra de carbono...
Por automáticos se conoce el tipo de pedales que, mediante calas, quedan sujetos a la zapatilla del ciclista. Incluyen sistemas de fijación en cierto sentido similares, salvando ciertas diferencias, a los que montan los esquís y tablas de snow. El resultado es que el pie, con los pedales automáticos carretera, queda fijo en el punto justo del pedal, proporcionando así mayor fuerza a cada "pedalada", pues impiden que el pie pueda resbalar o colocarse en una posición poco adecuada que llegase a provocar algún tipo de lesión. Gracias a los pedales automáticos carretera se aumenta la eficacia del pedaleo pues las dos piernas actúan simultáneamente: mientras la que baja impulsa, la que sube tira hacia arriba. El resultado es obvio: para realizar el mismo trabajo (recorrido, en este caso), se necesita mucho menos esfuerzo, lo que se traduce en una mejora más que considerable de la eficiencia de pedaleo. En recorridos largos, en las pruebas de velocidad, en las competiciones profesionales... los pedales automáticos carretera se han convertido en imprescindibles y son cada vez más los ciclistas "amateur" que los incorporan en sus bicicletas. Los pedales automáticos carretera son fáciles de anclar y desanclar de las zapatillas para ciclismo de carretera: basta con un pequeño movimiento lateral para soltarlos. Los sistemas de fijación pueden ser de dos o tres puntos, dependiendo de los modelos y de las preferencias del usuario. Algunos incorporan unos muelles, otros una láminas de carbono que, en ambos casos, permiten ajustar la fuerza de la fijación. En el mercado existen pedales automáticos carretera "mixtos", modelos que por un lado montan sistema de anclaje y por el otro son pedales ordinarios. Estos modelos son cómodos para ciclistas que utilicen su máquina tanto para salidas a carretera (distancias largas-lado del pedal con anclaje), como para paseos por ciudad más relajados (lado del pedal "convencional").
Sus beneficios han potenciado que los pedales automáticos carretera proliferen y se fabriquen con unas u otras características para adaptarse a las necesidades de cada corredor. Se pueden encontrar diferentes tipos, como por ejemplo:
Unos buenos pedales automáticos carretera permitirán al ciclista mejorar su sistema de conducción, aprovechando al máximo su esfuerzo. Si a esto unimos un equipo completo compuesto por las zapatillas adecuadas a esos pedales, casco, gafas, maillot y pantalón reforzado, chubasquero..., la experiencia de conducción será más eficaz y, por supuesto, más gratificante. En Bikester el ciclista puede encontrar todo esto, además de lo que pueda necesitar para mantener su bicicleta en perfectas condiciones: desde cualquier pieza del sistema de transmisión (bielas, platos, cadenas...) hasta llantas para bicicletas de carretera y nemáticos, pasando por sistemas de frenos, manillares, sillines y un largo etcétera.